jueves, 29 de enero de 2009

Jubilación: tiempo para la formación, por Santiago Izquierdo Matilla

Aprovechar el tiempo libre y dedicarlo a la formación personal debería ser uno de nuestros objetivos. Ante las numerosas actividades que, por fortuna, hoy se nos ofrecen, es algo que podemos y debemos hacer cuando nos jubilamos.

Debemos tener claro no permitir que nos venza la nueva situación a que nos hemos visto avocados. Que no sean la nostalgia o los recuerdos motivo que nos vayan haciendo caer en la apatía diaria. Es necesario reaccionar, para hacer otras cosas más satisfactorias, todas aquellas que antes quisimos hacer y no pudimos.

En mi persona se dio esta situación, y después de informarme de las posibilidades que se me ofrecían para poder realizar alguna formación cultural cerca de mi domicilio, yo la he encontrado.

Me refiero a los ciclos formativos para personas adultas en los C.E.P.A. de la Comunidad de Madrid, donde actualmente soy alumno de Informática 2º nivel del Centro Daoíz y Velarde. Anteriormente estuve en el Centro de Oporto, cursando Historia y Literatura, donde terminé el ciclo de 3 años. En ambos casos, con la máxima satisfacción, por lo que agradezco sinceramente su existencia a todas aquellas personas que lo hacen o lo han hecho posible.

miércoles, 28 de enero de 2009

El caso de los niños que nacieron en el 2000

Doctor Alzheimer


(Doctor Alzheimer. Imagen de Wikipedia)

Acabo de leer que la mitad de los niños nacidos en el año 2000 padecerán Alzheimer cuando tengan 60 años.

Y me preocupa la noticia porque mi sobrina nació ese año y no me gustaría que le pasase nada malo, que es lo más importante en mi vida.

Este asunto me parece importante y preocupante y tendría que interesar a todas las madres que hayan dado a luz ese año.

Accede a la noticia. Amplía información

martes, 27 de enero de 2009

Mi sueño, por Richard Fabricio Andrade Macao


Me llamo Richard Fabricio Andrade Macao, soy ecuatoriano y tengo 18 años. En Ecuador asistí a la escuela. Hoy vivo en Madrid con mi madre mientras el resto de la familia continúa en nuestro país. Creo ser una persona de valores y principios y entendí que aquí debía continuar estudiando si quería hacer realidad mi sueño, y por eso asisto a clase en el centro Daoíz y Velarde.
Me encanta todo lo que tiene que ver con la Informática, me gustaría ser programador y me esforzaré para alcanzar mi meta.

lunes, 26 de enero de 2009

El último viaje, por Blanca Vidal


Hace unos meses, los medios de comunicación se hacían eco de esta asombrosa historia: una niña británica, Hannah Jones, con tan sólo 13 años pero con una madurez y una valentía inhabituales, rechazó un trasplante de corazón, lo que asombró a todo el mundo.
Enferma de un tipo raro de leucemia desde los 5 años y con una grave cardiomiopatía, con una expectativa de vida de unos seis meses, esta adolescente que ha madurado a la fuerza decidió que no quería someterse al trasplante de corazón que podría salvarle la vida, y lo justifica así: “Lo más probable es que, a mí, un corazón nuevo no me sirviera de nada, pero, en cambio, puede salvar la vida a otra persona”. Además, no quiere pasarse lo poco que le quede de vida en un hospital, un lugar que tras 8 años de ingresos sucesivos y dolorosos le trae malos recuerdos, y la niña prefiere que su vida se apague tranquilamente y en paz junto a su querida familia, lo que para ella es lo más importante. Debido a su enfermedad, sólo fue al colegio desde los 9 a los 12 años; y ahora, gracias a un benefactor anónimo, pudo hacer realidad su sueño: visitar Disney World con sus padres y hermanos, en el que probablemente sea el último viaje de su vida. Gracias a su sueño cumplido, pasó los días más felices de su vida abrazando a Mickey, aunque sus padres con la alegría teñida de tristeza tratan de pasarlo bien por la felicidad de su hija.
Esta historia nos hace valorar cada minuto de vida y al mismo tiempo respetar el querer morir con dignidad.

viernes, 23 de enero de 2009

Barquillos, por Marta (Informática)


¡Que riquillos son mis barquillos!
Por una suela de goma, doy un barquillo.
Si te mira tu suegra de mala gana,
le das un barquillo por la mañana.
Y aunque seas más malo que el mismo infierno,
Exclamará diciendo: ¡Viva mi yerno!


Espero que os animéis a hacer esta receta de barquillos típicos manchegos de Daimiel (Ciudad Real), pues están riquísimos. Ya me lo diréis en vuestros comentarios.

Ingredientes
2 huevos.
Un tazón de azúcar.
Un tazón de zumo de naranja.
Un tazón de vino blanco.
Dos tazones de aceite frito.
Una copa de aguardiente.
La ralladura de dos limones.
Harina.
Azúcar para espolvorear.

Utensilios
Barreño, cañas, batidor.

Preparación
Se baten los huevos y se le añade el resto de los ingredientes. Se bate un poco para que se mezclen bien. Se va añadiendo la harina hasta conseguir una masa suelta, no muy dura. Se coge un poco de masa y se lía en la caña, frotando en la mesa o con las manos.
Con el aceite bien caliente te fríen con caña y todo; cuando están dorados se sacan y se dejan enfriar en la fuente para poder quitar la caña.
Se espolvorean con abundante azúcar.

Tiempo
Una hora y media.

Nivel de dificultad
Normal.

Época del año
Semana Santa.

Observaciones
Quedan muy vistosos.
Las cañas son de carrizo. Se cortan por los nudos y se raspan bien para que queden totalmente huecas. La primera vez que vayamos a utilizarlas hay que freírlas para que se quemen un poco, y así se desprende mejor la masa. Ya sirven para siempre. Actualmente ya las hay en el mercado de acero inoxidable, pero no es lo mismo.

jueves, 22 de enero de 2009

Recuerdos de la infancia, por Teresa Izquierdo

Plaza de Deleitosa

(Plaza de Deleitosa, fotografiada por W. Eugene Smith)

Nací en Deleitosa, pueblecito de la provincia de Cáceres situado en las inmediaciones de la sierra de las Villuercas. Este enclave proporciona al pueblo un bonito paisaje y frescor en las noches de verano. Detrás de la sierra se forma una garganta de aguas abundantes y cristalinas, y a su alrededor crecen árboles frondosos.
En los años cincuenta se vivía con mucha pobreza. El terreno pedregoso de la sierra era duro y pobre. Los llanos y las fincas más fértiles eran propiedad de los llamados ricos, aunque no lo era tanto como los grandes terratenientes que existían en otros pueblos extremeños. Muchos vecinos trabajaban como jornaleros y lo pasaban francamente mal.
Mi pueblo se veía pobre por dentro y por fuera. Sus casas, la mayoría pequeñas, estaban hechas de piedra y barro; muchos suelos eran de lanchas, grandes pizarras. A las pequeñas y pocas ventanas se sumaba una puerta de madera bastante deteriorada, con su portón, la parte alta de la puerta, que podía abrirse haciendo las veces de ventana.
En mis recuerdos está una infancia alegre y feliz. Como en aquellos años era difícil que pasara algún coche por el pueblo, jugábamos a placer por las calles, sobre todo en la plaza. Los domingos de otoño subíamos a la sierra en busca de madroños. En verano marchábamos al campo a recoger moras de las zarzas y en primavera nos gustaba ir junto a los depósitos del agua potable que surte las fuentes del pueblo. Por allí corría un precioso arroyo entre gran vegetación de donde recogíamos ramos de violetas, nuestro perfume natural. Los inviernos eran largos y lluviosos. Nos reuníamos en las casas de las amigas a jugar a los confetis. A veces, montábamos nuestro propio teatro en la parte cubierta de los corrales. Teníamos también un original tobogán. Consistía en unos terraplenes formados por el desnivel del terreno, cerca de la carretera, y por allí nos deslizábamos sentados en alguna tabla de madera que encontrásemos cerca. ¡Cómo dejábamos de pulida la pendiente!
Lo más hermoso que recuerdo es cómo la gente compartía lo poco que tenía. Si casaban un hijo, todos colaboraban llevando un puñadito de garbanzos y algún huevo para celebrar la comida de la boda, boda que consistía en un buen cocido y el típico rebozado de patas.
Cuando fallecía alguien, en el funeral se ponía un cestillo donde todo el que podía depositaba alguna moneda, el responso; con lo que se recaudaba, la familia pagaba el entierro y las misas.
Dentro de la pobreza, éramos felices.
Mi pueblo ha cambiado totalmente, lo que se debe en gran medida a la emigración, que comenzó en el entorno de los años sesenta. Todos añoramos nuestro terruño, por lo que invertimos los ahorros en construir casas cómodas y bonitas. Y allá volvemos en verano a disfrutar de aquel entorno querido y natural, con paseos nocturnos bajo un cielo azul y estrellado…

miércoles, 21 de enero de 2009

Poema para un amigo, por Josefina Jurado


Si por cada amigo que tengo tuviera que escribir un poema, escribiría pocos pero buenos.

Mis poemas serían como ellos: grandes, especiales, inigualables.

Estarían cargados de locuras, de flores exóticas y de risas.

Porque mis amigos son todo lo que tengo y además todo lo que deseo.

Son nubes con sombras reconfortables, son los bastones para apoyarme y seguir adelante.

Así que a ellos dedico este humilde poema; al igual que ellos no soy buena escribiendo poemas, pero tengo talento para la amistad.

martes, 20 de enero de 2009

Mis pensamientos favoritos, por Carmen B.

Hay dos maneras de conseguir la felicidad: una hacerse el idiota y otra serlo.

El dolorido no oye el ruego del mártir, sólo el sordo puede sentir el corazón del más débil.

Podrán cortar una flor pero nunca detendrán la primavera.

Las pasiones son como los vientos, que son necesarios para dar movimiento a todo, aunque a menudo sean causa de huracanes.

Jamás se entra en un corazón a la fuerza.

El trabajo endulza la vida, pero no a todo el mundo le gusta lo dulce.

Un necio puede hacer más preguntas en una hora que un sabio puede contestar en siete años.

Para reflexionar
Vigila tus pensamientos, que se convierten en palabras.
Vigila tus palabras, que se convierten en acciones.
Vigila tus acciones, que se convierten en tu carácter.
Vigila tu carácter, que se convierte en tu destino.

lunes, 19 de enero de 2009

¿Por qué un blog?, por Gonzalo Aparicio, director

Cuando el curso pasado iniciamos este camino desconocíamos qué provecho nos podría aportar un blog o, incluso, qué posible perjuicio. El tesón de su promotor, el profesor Ríos, redujo dudas, apartó vacilaciones y reticencias, y permitió que nos pusiéramos manos al teclado. A los pocos días se despejó la incógnita: el blog, la bitácora, se convirtió de pronto en punto de encuentro de las personas que convivíamos en el Daoíz. Pequeñas historias, vivencias emotivas, reflexiones abiertas de quienes aún tantean el terreno vital que pisan, arropadas por intervenciones más sencillas pero entrañables, como recetas, recuerdos, narraciones, crónicas de viajes, etc, se agolparon para construir un espacio sorprendente y vivo.

Así, de pronto, tras leer las intervenciones de unos y otros, las personas que participaban se convirtieron en seres más cercanos y reales, más inteligibles, más de carne y hueso. Y, como profesores, observamos que algunos de nuestros alumnos, colaboradores del blog, adquirían otra dimensión a los ojos de sus compañeros.

Este curso perseguimos repetir y ampliar esto mismo. Más y mejores colaboraciones de interés humano, formativo, divulgador, técnico, emotivo, que nos den a todos una visión más completa de ese colectivo humano que se llama Daoíz y Velarde.

Gracias por vuestra colaboración.