jueves, 17 de diciembre de 2009

«Muerte de Antoñito el Camborio», de Lorca, mi poema favorito; por Nieves Martín Gómez


Imagen de Wikipedia.

Voces de muerte sonaron
 cerca del Guadalquivir. 
Voces antiguas que cercan 
voz de clavel varonil. 
Les clavó sobre las botas 
mordiscos de jabalí. 
En la lucha daba saltos 
jabonados de delfín.
 Bañó con sangre enemiga 
su corbata carmesí,
 pero eran cuatro puñales 
y tuvo que sucumbir. 
Cuando las estrellas clavan 
rejones al agua gris, 
cuando los erales sueñan 
verónicas de alhelí, 
voces de muerte sonaron 
cerca del Guadalquivir. 
Antonio Torres Heredia, 
Camborio de dura crin, 
moreno de verde luna, 
voz de clavel varonil: 
¿Quién te ha quitado la vida 
cerca del Guadalquivir?  
Mis cuatro primos Heredias, 
hijos de Benamejí.  
Lo que en otros no envidiaban, 
ya lo envidiaban en mí. 
Zapatos color Corinto, 
medallones de marfil, 
y este cutis amasado 
con aceituna y jazmín. 
¡Ay Antoñito el Camborio, 
digno de una Emperatriz! 
Acuérdate de la Virgen 
porque te vas a morir. 
¡Ay Federico García,
 Llama a la Guardia Civil! 
Ya mi talle se ha quebrado 
como caña de maíz. 

Tres golpes de sangre tuvo, 
y se murió de perfil. 
Viva moneda que nunca 
se volverá a repetir. 
Un ángel marchoso pone 
su cabeza en un cojín. 
Otros de rubor cansado, 
encendieron un candil. 
Y cuando los primos 
llegan a Benamejí,  
voces de muerte cesaron 
cerca del Guadalquivir.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Una tarde en el bufé, por Augusto Domínguez Gil


Imagen de Wikipedia.

Ésta es una historia que me pasó hace un tiempo en un bufé libre con José, un amigo al que hacía mucho tiempo que no veía.

Estábamos comiendo tranquilamente, hablando de todo lo que nos había pasado, me fijé en una señora que estaba mirando siempre a José desde que entramos, se lo comenté, empezamos hacer bromitas sobre el asunto. La señora se levanta, se acerca a nosotros, le pregunta a José su nombre, y le dice que se parece mucho a su hijo. Me da un ataque de risa, pero nos dice que su hijo está muerto y al momento de escucharlo me quedé pálido, callado, con la cabeza baja y la señora se vuelve a sentar. Pasa un tiempo y de pronto la señora se vuelve acercar y le dice a José si le puede hacer un favor, que le diga «adiós, mamá». Algo después la señora se va, mira hacia nosotros, le hago un gesto a José y él, sin cortarse, le dice: «Adiós, mamá». Ella le responde: «Adiós, hijo, que te diviertas».

Seguimos hablando, ya se hacía tarde, pedimos la cuenta, la miramos y llamamos al camarero, y como nos cobra consumiciones que nosotros no hemos realizado le pedimos explicaciones. Contesta a mi compañero que se trata de lo consumido por su madre. 

Mi amigo José se enfurece. ¡La que pudo montar! Vino el encargado y yo caigo en la cuenta de que la señora había dejado olvidado el bolso. Tranquilizo a José. Cogemos el bolso y con lo que tenga pagamos lo nuestro y lo suyo, miramos dónde vive y le hacemos una visita de hijo a madre. Así que nos levantamos, cogimos el bolso con disimulo, lo abrimos y ¡qué asco! No me imaginaba que alguien pudiera tener el bolso lleno de pelos, sí de pelos, del pelo que te estoy tomando…

Espero que os guste. Es una historia que me contaron. Es buena para vacilar a los colegas.

martes, 15 de diciembre de 2009

«Besos», la poesía favorita de mi madre, por Claudio Santana Pérez


Imagen de wikipedia.

Quisiera refugiarme en tus brazos
en mis momentos de hastío y dolor;
saborear la dulce miel de tus besos
y fundirme con el fuego de tu calor.

Quisiera colmarte de besos,
estremecernos hasta el amanecer.
Sentir tu piel que me atraviesa el alma,
¡de tanta dicha voy a enloquecer!

Quisiera vivir en tu fantasía
y ser parte de tu gran anhelo,
saborear el más dulce veneno
de tu piel, tu cuerpo y tu aliento.

Quisiera estrecharte en mis brazos
y enredar mi cabello en tu pecho,
empaparme de tu aroma de hombre,
colmarte todo de dulces besos.

lunes, 14 de diciembre de 2009

«Arcángel» (Austin Santos), por Andrés Vázquez


Imagen de Wikipedia.

Aquí les dejo la biografía de uno de los máximos exponentes del reggaetón: Austin Santos, más conocido como Arcángel.

Austin Santos nace en New York en el corazón del Harlem hispano el 23 de diciembre del 1986. Desde el vientre de su madre Austin se acostumbró a la música ya que ésta se mantuvo cantando hasta los siete meses de gestación en el grupo de féminas merenguero Las Chicas de New York.

Encontrándose sola y con un niño, decide regresar a Puerto Rico y realizar su aspiración de cantar, integrándose en el grupo musical de merengue Las Chicas del Can en los años 80.

Como muchos, Austin creció en un hogar humilde de bajos recursos en el área de Sierra Linda, pero nunca le faltó lo esencial. Con una madre talentosa y con espíritu musical Austin siempre se identificó con la vida artística y su fascinación por cantar, imitando desde bien pequeño a Roby Drako Rosa y el fenecido Tupac, una interesante combinación que más adelante se proyecta en su estilo de cantar.

Con el tiempo se tornó rebelde como muchos adolescentes, tomándole aprecio y encontrando una familia en la calle, pero siempre se mantuvo en la escuela en la que se graduó. En esta etapa es cuando toma la decisión de ser cantante. Conociendo lo duro que es escoger este estilo de vida, ya que su madre lo vivió, Austin decide seguir sus convicciones, comienza a escribir y a convertirse en toda una maravilla musical.

Asimilando distintos estilos musicales y con una visión clara y firme, nace el poeta urbano que refleja sus vivencias a través de letras. Los caminos lo acercan cada vez más hacia un destino ineludible, siendo Tempo la inspiración y el ejemplo que lo acerca a materializar sus sueños. En un estudio en Santurce se propone grabar su primera producción; en ese momento, luego de terminado el producto, por cosas que no pudo controlar, esa producción fue pirateada. Este paso ayudó a que el público prestara su oído al Arcángel del reggaetón.

viernes, 11 de diciembre de 2009

«Gomorra», por Javier Sosa Martín


Os recomiendo que leáis este libro, «Gomorra», de Roberto Saviano, basado en una experiencia real del propio escritor, nacido en el mismo corazón de la Camorra, en Nápoles.

Trata sobre cómo se crea un imperio económico a base de todo lo ilegal. Entre ellos nunca falta de dónde sacar su principal dinero: la droga. Llegan a ser capaces de sacrificar cualquier cosa al precio que haga falta. Lo peor de todo es cómo engañan y manipulan, o como lo queramos llamar, a los niños y a las familias que viven en la pobreza para que se unan a la mafia. Yo lo llamo unirse a la propia muerte. Porque saben que van a acabar asesinados o entre rejas cumpliendo una buena condena. Son como un virus en el siglo XXI. En cuanto una persona viaje con el virus a otro país, ahí empieza una nueva etapa del virus para expandirse.

Ya me contaréis qué os parece. Un saludo para todos.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Pintar es lo que más me gusta, por Yancarla Cintia Copa Salazar


El cuadro me lo inspiró la ilustración de un periódico, lo dibujé en un papel para luego pasarlo al lienzo, los colores que más me atraen son los llamativos. Ese mismo día casi terminé de pintarlo y hoy adorna la sala.

Me gusta pintar paisajes y estoy pensando tomar clases de pintura y de dibujo, que es lo que más me gusta y me divierte.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

La tragedia de Kevin Carter, por Cora San Miguel Velasco


Imagen tomada de la web de Matías Domínguez.

Quizá por el nombre no sepáis quién es, pero la foto de arriba seguro que todos la conocéis. Antes de contar quién fue Kevin Carter diré que ha vuelto a la actualidad de la mano de un cortometraje que de manera indirecta habla de él, aunque a mi parecer es bastante más duro de lo que fue la realidad de esta foto en sí. Para el que quiera verlo el corto se llama «En centésimas de segundo» y aquél que tenga un poco de sensibilidad le parecerá al menos impactante.

En la vida real, Kevin Carter recibió el premio Pulitzer en 1994 por esa foto. Una instantánea que tenía como fin concienciar a la gente de las barbaridades que allí ocurrían y ocurren. En vez de eso nos encargamos de quemar en la hoguera al fotógrafo, quien durante años se jugó la vida para mostrarnos lo que allí había mientras nosotros observábamos la realidad desde el sofá de nuestra casa, impasibles a lo que sucede. 

Después de esa foto los periodistas y ‘pensadores’ se atrevieron a decir cosas como que él era el asesino de la niña por no espantar al buitre y esperar a que la atacara.

Lo que parece cierto es que el fotógrafo esperó veinte minutos para conseguir la fotografía. El buitre estaba a demasiados metros de la niña, por lo que tuvo que aguardar a que se acercara para poder encuadrar la toma. No esperaba que la atacara ya que estaba al lado de un campamento de la ONU, en un descampado donde acudían a defecar, que es lo que hacía en ese momento, lo que provocaba la alta presencia de buitres. Tomó la foto, espantó al animal y se marchó. Le acusaron de esperar el ataque y yo pregunto, ¿de verdad creen que una persona que ha vivido durante años, día tras día, horas y horas entre guerras, balas, presenciando violaciones, muerte y hambre no hubiera aguantado más para conseguir su objetivo?

A pesar de todo, a Kevin Carter le concedieron el Pulitzer en 1994. Esa misma noche su amigo y compañero de batallas recibió un balazo mientras realizaba su trabajo de concienciación. Las declaraciones de Kevin cuando recogió el premio fueron: «Es la foto más importante de mi carrera pero no estoy orgulloso de ella, no quiero ni verla. La odio. Todavía estoy arrepentido de no haber ayudado a la niña».

Tres meses después Carter se suicido al lado de un río donde jugaba de niño, un lugar bastante paradisiaco. Entonces se dijo que la conciencia le pudo, pero, ¿de verdad creen que alguien hubiera sido capaz de aguantar todo aquello por concienciar a occidente, renunciando a su propia vida. Como se suele decir, alguien tenía que hacerlo. Si Carter hizo esa foto por fama y dinero, de lo que muchos le acusaron, ahora estaría nadando entre dólares debido a documentales, declaraciones y alguna que otra superproducción. Sin embargo todos sabemos su triste final.

Ésta fue su nota de suicidio: «He llegado a un punto en el que el sufrimiento de la vida anula la alegría… Estoy perseguido por recuerdos vividos de muertos, de cadáveres, rabia y dolor. Y estoy perseguido por la muerte de mi amigo Ken». Extraño camino para un ambicioso.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Vivencias de una bolillera, por Antonia Ancos de Oro


Hace tiempo que en un colegio,
según pude yo saber,
unas clases de bolillos,
estaban dando. ¡Qué bien!

Como me gustó la idea,
allá me fui y me apunté,
pero nunca pensaría 
que lo pasara tan bien. 

Tampoco me imaginaba 
que tanto me cautivara
y que una simple labor
de esta forma me atrapara.

Hace días vino a casa
mi mejor amiga, Esther,
y como es de confianza, 
con ella me sinceré:
Voy a contarte un secreto,
siéntate y escúchame.
¡Soy infiel a mi marido!
¡No es posible! ¡No me digas!
¡No me lo puedo creer!
¿Es acaso el butanero?
¿O el fontanero, tal vez?
¡No digas majaderías!
Pues entonces,
¿quién es él?
¡El bolillero, mujer!

No sé qué magia que tiene
y qué garra y qué poder,
que muchas cosas de casa 
me las dejo sin hacer.
Cuando mi marido llega
y allí sentada me ve,
muy mosqueado me pregunta:
¿Cómo tú haciendo bolillos 
y la casa sin barrer?
Sólo subía el encaje,
de esta forma ya lo tengo a punto
para después comer
 Ayer mismo, muy airado,
me increpó diciéndome:
¿Pero qué es lo que pasa
si un botón a esta camisa
le falta hace ya más de un mes?

Por la noche cuando llega
la hora de descansar,
¿vienes a dormir, cariño?
él me suele preguntar.
Y yo fingiendo trabajo,
así suelo contestar:
ve tu delante, ya iré,
pues las cosas de la cocina
aún tengo que recoger.

Y al comprobar que ya duerme,
despacito y con sigilo,
saco el cuerpo del delito,
con su agradable ruidito
voy moviendo los palillos
hasta después de las tres.

Pues ya sabes mi historia,
mi querida amiga Esther,
¡Ven tú también con nosotras
y lo pasarás muy bien!
Y a todas las que se aburran,
yo las quisiera invitar,
¡que se vengan con nosotras!
¡Verán lo que es disfrutar!
Harán muchas amistades
y depresiones no tendrán.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Diario: 3 de noviembre de 2009, por José López Villar


Imagen de Wikipedia.

Como todos los días, me levanté a las cuatro de la mañana para ir a trabajar. Me lavé la cara para despejarme un poco, me vestí y bebí un colacao. Bajé en el ascensor con mi padre y los dos, con cara de dormidos, nos montamos en la furgoneta. De camino a cargar los periódicos casi no hemos hablado, sólo se oían los ladridos de mi perra Kira.

A medio camino de nuestra ruta de reparto, paramos a desayunar. La dueña del bar es muy amiga de mi padre y hemos estado charlando un buen rato con ella mientras nos comíamos unos churros y nos bebíamos un café. Luego hemos dado una vuelta a Kira por el parque y hemos estado jugando con ella hasta que llegó la hora de recoger las devoluciones de ayer.

Sobre las ocho y cuarto llegué a casa, me di una ducha corriendo y me fui al colegio. Allí entregué los deberes de ayer y escuché las explicaciones del profesor. También apunté los deberes para mañana.

Vuelvo a casa, allí vivimos mi abuela, mi padre y yo. Esperé a que viniera mi novia de la universidad, que venía a comer con nosotros. Charlamos un rato sobre cómo nos había ido la mañana antes de poner la mesa. Mi abuela había preparado cocido, por cierto, el mejor cocido del mundo. Luego fuimos al piso de mi padre para que yo hiciera mis deberes y ella un trabajo sobre sistemas de partidos o algo así.

Más tarde vimos en Internet los horarios del cine y fuimos corriendo a ver la película Malditos Bastardos, porque a los dos nos gustan las películas de Tarantino. Después del cine cenamos en casa de mi novia mientras comentábamos la película, que nos ha encantado. Contamos a sus padres la película y han decidido ir a verla ellos también. Mientras charlábamos hemos cenado guisantes con jamón y gallo. 

A las once ya estaba agotado y me he vuelto a casa a dormir para coger fuerzas para trabajar mañana, mejor dicho, dentro de un rato.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

martes, 1 de diciembre de 2009

Asistiremos a la representación de «Drácula», por Carlos Manuel Ruiz Jiménez


Imagen de Wikipedia.

El próximo día 15 asistiremos a las 8 de la tarde a la representación de Drácula, basada en la novela de Bram Stoker, en el teatro Valle Inclán

Así ve la obra Ignacio García May, el director
«El dolor –escribe Jünger en 1934– es una de esas llaves con que abrimos las puertas no sólo de lo más íntimo, sino a la vez del mundo». Resulta asombrosamente significativo el hecho de que la mayoría de las películas y novelas contemporáneas sobre vampiros incidan en la identificación del vampirismo con el placer sexual mientras que esconden descaradamente la esfera del dolor tras la apariencia de lo brutal y lo granguiñolesco; máscaras, éstas, que, en su propia y excesiva formulación, desmienten la pretensión de ser tomadas en serio. Pero es el dolor el tema esencial de las historias de vampiros, y sólo en segunda instancia aparece el sexo como ejemplo, y ni siquiera único, de aquellos territorios en que se rozan lo placentero y lo doloroso. 

La catástrofe de nuestra época es que vive bajo el espejismo de que el dolor puede ser evitado y hasta anulado; pero como esto es mentira, el resultado es que su poder se hace cada vez mayor mientras decrece la capacidad de los seres humanos para enfrentarse a él o incluso entenderlo. Compruébese cómo en estos tiempos de la crisis la gente vive aterrorizada porque creyó en algo que, de entrada, nadie tenía autoridad para prometer: la seguridad. Sólo cuando entendamos que nuestra crisis no es económica, sino que debe ser entendida en su pura etimología, empezaremos a ver los cambios. 

Nuestro Drácula parte de la formidable novela de Bram Stoker para hablar de todo esto. Así pues, que el espectador no espere de nosotros efectos gore ni colmillos postizos. Ahora bien, citando de nuevo a Jünger, lo que sí podemos prometerle es no tener miramientos con él.

Biografía del autor
Abraham, Bram, Stoker nació en 1847 en Dublín, Irlanda. Sus padres fueron Abraham Stoker y la feminista Charlotte Mathilda Blake Thornely. Stoker fue el tercero de siete hijos. Stoker permaneció postrado en cama hasta los siete años. Tras su recuperación se transformó en un joven normal, incluso destacándose como atleta (fue nombrado atleta de la Universidad) en el Trinity College, en Dublín (1864 – 1870), de donde se graduó con honores en matemáticas. Fue auditor de la Sociedad Histórica del Colegio y presidente de la Sociedad Filosófica de la Universidad.

En 1878 Stoker contrajo matrimonio con Florence Balcombe, una popular belleza cuya pareja anterior había sido nada menos que Oscar Wilde. La pareja se trasladó a Londres, donde Stoker administró los negocios del Teatro Liceo de Irving, una posición que ocupó durante 27 años. El 31 de diciembre de 1879, nació el único hijo de Bram y Florence, al cual bautizaron Irving Noel Thornley Stoker. La colaboración con Irving era muy importante para Stoker, y a través de él se vinculó con la clase alta londinense, donde conoció, entre otras destacadas figuras, a James Mcneil Whistler y a Sir Arthur Conan Doyle. En el marco de los tours de Irving, Stoker tuvo la oportunidad de viajar alrededor del mundo. A mediados de los 90, Stoker se convirtió en miembro de la Orden Hermética del Golden Dawn, una orden fraternal y mágica que también incluía entre sus miembros a W.B.Yeats, el ocultista Aleister Crowley, Arthur Edward Waite, la actriz y música londinense Florence Farr y otros. Stoker mantenía sus ingresos escribiendo cantidad de novelas, siendo más famosa la del vampiro Drácula, para la cual invirtió ocho años investigando folklore europeo e historias de vampiros. Drácula es una novela epistolar, escrita a manera de una colección de anotaciones diarias, telegramas, y cartas de los personajes, así como recortes de los periódicos de Whitby y Londres, para relatar los eventos no presenciados directamente por los personajes de la historia.

El personaje de Drácula
Gran número de personas cree que Stoker basó su personaje en una figura histórica: Vlad Tepes, conocido como Vlad el Empalador, o Drácula, así como en leyendas de vampiros de Europa oriental. Tepes vivió en el siglo XV y fue príncipe de Valaquia (la cual, junto a Moldavia y Transilvania integrara el reino de Rumania).

Desde corta edad, Tepes desarrolló una fascinación morbosa por las mazmorras del castillo de su padre, que detuvo las incursiones otomanas apelando a una gran crueldad. Según la historia, y grabados que lo testimonian, Vlad Tepes juntaba en un cuenco sangre de sus víctimas, y mojaba en ella el pan mientras comía. Bram Stoker conoció a Voivoda Drácula a través de un libro sobre Valaquia y Moldavia, en el que su autor informaba: «Drácula, en la lengua nativa de Valaquia, significa Diablo». La sonoridad del nombre le gustó a Stoker, que había bautizado a su vampiro «conde Vampi», y que pasó a ser conde Drácula. No obstante, Stoker no sabía nada sobre la vida de Tepes, y la novela Drácula no guarda relación con él. Para describir los paisajes de Rumania Stoker extrajo información de la novela La tierra más allá de los bosques (Emily Gerard, 1888) y el Informe sobre los principados de Valaquia.

Sobre quien sí se basó Bram Stoker para la novela fue en la condesa Erzsébet Báthory (1560-1614), que bebía sangre y se bañaba en ella, creyendo que le devolvería la juventud. Residente de Transilvania, solía publicar avisos solicitando doncellas para sumarse a su corte, para luego asesinarlas y quitarles la sangre. Al momento de ser descubierta, en las mazmorras de su castillo se hallaron decenas de cuerpos de mujeres sin una gota de sangre. Sus ayudantes fueron decapitados, en tanto la condesa fue condenada a vivir encerrada en su cuarto, siendo alimentada por un hueco en la pared.

La novela de Bram Stoker
La novela comienza con Jonathan Harker, un secretario del juzgado inglés recientemente nombrado y su viaje en tren y carruaje desde Inglaterra al remoto castillo del Conde Drácula, situado en las montañas cercanas a Transilvania y Moldavia. El propósito de la misión es proveer asistencia legal a Drácula para una transacción supervisada por el jefe de Harker, Peter Hawkins, en Exeter, Inglaterra.

Inicialmente seducido por los modales de Drácula, Harker pronto descubre que se ha convertido en un prisionero en el castillo. También comienza a percibir inquietantes facetas de la vida nocturna de Drácula.
Tras apenas escapar con vida del castillo, Harker regresa a Inglaterra. Poco después, un barco ruso arriba a las costas de Whitby, Inglaterra, durante una fuerte tempestad. Toda la tripulación se encuentra desaparecida, y tras consultar el cuaderno de bitácora del capitán descubren que fueron desapareciendo uno a uno a causa de una presencia maléfica. Pronto Drácula ronda a la prometida de Harker, Wilhelmina, Mina, Murray, y a su vivaz amiga, Lucy Westenra. Lucy es seducida por Drácula y pronto comienza a actuar de manera extraña, (esto es deducido por el Profesor Abraham Van Helsing, antiguo maestro del Dr. Seward, uno de los pretendientes de Lucy, que acude en busca de su consejo).

Lucy y su madre son atacadas y asesinadas por un lobo. Van Helsing, conciente de su condición de vampiro, confía a los Seward y los restantes pretendientes, Lord Godalming y Morris, esta realidad, y tras buscarla finalmente la matan. Jonathan Harker y Mina, ya marido y mujer, se unen al grupo, con el fin de acabar con Drácula, el cual, tras tomar conocimiento de que el grupo se ha unido contra él, toma revancha visitando a Mina en varias oportunidades, alimentando a Mina con su sangre y creando un lazo espiritual entre ambos para controlarla.

Mina pronto cae en un estado de semi-trance durante el cual es controlada telepáticamente por Drácula, gracias a lo cual el grupo puede deducir los movimientos de Drácula, si bien a medida que persiguen a Drácula hacía su castillo, a quien logran alcanzar antes del atardecer y atravesar con una estaca.
La inspiración de Stoker para la historia provino de visitas al castillo de Slains y a las criptas debajo de la iglesia St. John the Baptist, donde fue bautizado.