jueves, 28 de enero de 2010

El cambio climático, por Manuel López


Antártida. Imagen de Wikipedia.

Hoy en día, se sabe que se han incrementado las sequías en Europa meridional, Oriente Medio, la región subsahariana, África, el suroeste americano y México. Quiero puntualizar que en muchas de las regiones que afrontan los mayores riesgos se en-cuentran los países más pobres del mundo. Las regiones vulnerables deben adaptarse inmediatamente a los cambios climáticos y a los peligros que podrían derivarse de amenazas costeras y mares que avanzan.

En el próximo siglo, podría producirse la inundación de las costas e islas habitadas por centenares de millones de personas. Pero si se concretan las inversiones en muros de contención y otras protecciones costeras, la vulnerabilidad podría ser reducida agu-damente.

Los efectos del calentamiento describen por primera vez cómo los suministros de agua, las heladas y condiciones regionales de clima ya responden al aumento a nivel global de la temperatura. 

Los efectos que vienen serán mucho más notorios que los que hasta ahora se han producido, por lo que debemos tomar medidas para disminuir, en el futuro, las emisio-nes de CO2 y también las emisiones de otros gases invernadero.

El aumento actual del dióxido de carbono y otros gases invernaderos duraderos en la atmósfera harán que las temperaturas y los mares lleven a cabo una subida durante las próximas décadas. 

El Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto del Clima en Alemania ha indicado: «Habrá esencialmente una extinción masiva dentro de 100 años a menos que el cambio del clima se limite». Agregó un científico llamado Hare: «Estos impactos se han sabido durante muchos años, y ahora son vistos con gran claridad en este informe […]. Esa claridad es quizás la última advertencia que obtendremos al desastre de la Tierra».

Yo creo que en el 90% de los casos, los seres humanos somos la causa principal del calentamiento global. Los peores efectos se sentirían en las regiones más pobres, las que ya se enfrentan a los peligros de las crecidas de las aguas, sequias, terremotos.

Los impactos del cambio del clima ya son muy notorios; por lo tanto, en mi opinión, esto debe ser una responsabilidad global.

Las advertencias son claras acerca de la escala de los cambios proyectados en el planeta, y se pueden sentir a simple vista. Yo creo que todo el mundo debemos tener conciencia de todo eso y tratar de poner nuestro granito de arena para poder proteger nuestro planeta.

miércoles, 27 de enero de 2010

La ciudad de Astorga, por Loli Brasa


Portada de la Catedral. Imagen de Wikipedia.

A esta ciudad llegué cuando era pequeña por unas circunstancias un poco obligadas por la época, y en la que viví en un internado durante varios años en los que los días se me hacían interminables.

Recuerdo que por aquel entonces veía la ciudad como algo sucia y fea, cuando alguna vez pisaba sus calles, en contadas ocasiones, me invadía una profunda tristeza y melancolía; no era capaz de disfrutar de sus preciosos monumentos y su fantástica muralla, pero eso era por la pena que yo sentía en aquel momento en mi interior por tener que estar separada de mi familia siendo tan pequeña, y que en muchas ocasiones me hicieron tanta falta.

Pero como tantas otras etapas de la vida aquella también pasó, y después de varios años he vuelto a esta ciudad en varias ocasiones y al verla desde otro punto de vista, me parece una ciudad encantadora, cargada de mucha historia porque es una ciudad en la que hay muchos hallazgos arqueológicos romanos, ya que aquí ellos vivieron asentados durante mucho tiempo. También tiene unos monumentos muy bonitos, como la Catedral, el palacio, la plaza del Ayuntamiento, la muralla, etc.

Ahora me gusta mucho y disfruto paseando por ella, incluso voy a sus fiestas y verbenas, y me llena de orgullo haber vivido allí, porque en cierto modo también marcó mi vida. Pero algo en mi interior ha dejado la huella del pasado y una pequeña melancolía que después de los años todavía perdura, y en alguna ocasión me hace encoger el corazón y me recuerda que hay cosas en la vida que te marcan para siempre, aunque afortunadamente es algo que pasó y no quiero recordar mucho.

martes, 26 de enero de 2010

Bocadillo de pollo troceado, por Wilmer Junior Amachi Cielo


Imagen de Wikipedia.

Ingredientes
1 barra de pan 
1 kilo de pechuga de pollo 
1 tomate entero
1 lechuga
1 bote de mayonesa 
1 olla 
Sal

Elaboración 
1. Coges una barra de pan y la partes por la mitad.
2. Coges la pechuga de pollo y la sancochas en una olla unos 15 ó 30 min. (échale un poco de sal).
3. Mientras, cortas un pedazo de lechuga y lo pones en el pan.
4. Cortas el tomate (en forma de filetes) y lo pones encima de la lechuga.
5. Coges la pechuga de pollo, la rompes en pedazos y los pones encima del tomate.
6. Encima de la pechuga de pollo en pedazos extiendes mayonesa.
7. Cierras con la otra parte del pan y está listo para comer.

¡Qué aproveche!

lunes, 25 de enero de 2010

El mito de Sísifo, por José Hermógenes


Imagen de Wikipedia.

Es curioso: Carlos, mi profesor de informática, nos ha dicho que hoy vamos a hacer un documento de Word comentando cualquier cosa que nos apetezca escribir para colgarlo en el blog del centro; y después de una hora pensando qué escribir sin ocurrírseme nada, estaba llegando a la conclusión de que era un trabajo inútil seguir pensando; pero de repente se volvieron a repetir esas palabras en mi cabeza (un trabajo inútil).

Un trabajo inútil, igual que el de Sísifo, condenado por los dioses a estar en el infierno subiendo una inmensa piedra por la ladera de una montaña hasta la cima, y al llegar a ella volvía a caer por su propio peso y así eternamente. Así ocurre en el libro de Albert Camus El mito de Sísifo; una suerte de crítica hacia lo irrelevante de nuestras vidas frente a la inmensidad del universo.

Tal vez esto sea así, tal vez un ser tan soberbio como nosotros no tengamos a la postre trascendencia ninguna y estemos abocados al olvido en un mundo tan grande para nosotros, pero comparativamente insignificante (pequeño planeta perdido en el universo, ¿a quién le importa?).

Mirándolo desde un punto de vista positivo, si todo es irrelevante, si no trasciende, tampoco seremos castigados por nuestras malas acciones y nos libraremos del temido Infierno; además si hemos pasado la vida haciendo el bien con la esperanza de ganarnos un sitio en nuestro deseado cielo, y después no es así, ni tan siquiera podremos sentirnos decepcionados, lo cual tampoco está mal.

Albert Camus se plantea en este libro lo estúpido de nuestra existencia si todo importa nada, planteándonos la alternativa del suicidio (¿para qué pasar una vida tantas veces llena de sufrimientos y decepción hacia los propios seres humanos, si al final nos espera la nada?).

Pero…, ¿y si nos equivocamos?, ¿y si todo esto (dejando al margen las religiones) forma parte de un largo aprendizaje a distintos niveles en el que tengamos que experimentar en carne y alma propias, y en el que el mundo físico solo fuera un básico primer curso de tantos otros hasta llegar a un inimaginable qué, y a pesar de los pesares sepamos que ha merecido la pena? Yo mismo me sorprendo teniendo un punto de vista tan positivo, yo que alguna vez he estado tentado de abandonar a mitad de curso.

¿Filosofía barata?, ¡tal vez! Cualquier persona práctica con los pies en el suelo diría (con gran parte de acierto) que lo razonable es creer en lo que podemos ver o tocar u oír o incluso oler o saborear, pero esto nos podría llevar a afirmar (si no fuera por su demostrada y cotidiana presencia), que las ondas de radio o de televisión o tantas otras cosas no existen, puesto que no somos capaces de experimentarlas de una forma física.

Tal vez cualquier sicólogo opinará (con estudiado criterio) que todo esto responde a la necesidad de sobrevivir al propio yo, algo así como un instinto de supervivencia sicológico al estilo de los famosos faraones; ¿es sencillamente esto? 

Demasiadas preguntas para tan pocas respuestas, con esto solo se consigue un pequeño dolor de cabeza (sobre todo yo, que no estoy acostumbrado a pensar). Aunque pudiera ser que algún día se nos respondan todas las preguntas, porque tan cierto es como que yo estoy escribiendo esto y que tú lo estás leyendo ahora mismo, que ninguno de los dos faltaremos a nuestra cita con la antigua Señora..., la muerte.

viernes, 22 de enero de 2010

«Realidad», de Tom Stoppard; por Carlos Manuel Ruiz Jiménez


Imagen de Wikipedia.

Realidad (The Real Thing), es no sólo una de las mejores obras de Stoppard, sino, probablemente, una de las mejores piezas dramáticas del teatro británico de los últimos años del siglo XX. Es un texto duro con aparente tono de comedia, un teatro de ideas con una visión devastadora de las relaciones humanas.

En Realidad encontraremos muchas de las características de la escritura stoppardiana, y muy especialmente los diferentes niveles de «teatro dentro del teatro» que, si bien presentes en muchas de sus obras, son utilizados aquí de forma magistral. Así, además de algunos guiños a Wilde, Shaw, Coward y, de una manera más evidente a La señorita Julia de Strindberg, nos encontraremos con el clásico Tis Pity She’s a Whore [¡Qué lástima que sea puta!], de John Ford, como parte integral de un texto que revolotea alrededor del intento de definir lo que es «real».

Sobre el matrimonio y sus demonios
El Teatro María Guerrero ultima los ensayos de Realidad, de Tom Stoppard, que tiene previsto su estreno para el 28 de enero. La obra pertenece al segundo período, alejado ya del teatro del absurdo de sus primeras creaciones, pero sin dejar de lado la ironía y el ingenio característicos de Stoppard.

Javier Cámara y María Pujalte protagonizan uno de los textos más importantes del autor inglés al tiempo que uno de los más personales. Bajo la dirección de Natalia Menéndez, los actores bucean en las emociones más potentes, siendo partícipes de la propia experiencia del autor.

Sin perder su destreza verbal, Tom Stoppard elabora una realidad dentro de otra, como si fuera un juego de espejos en el que uno no deja de preguntarse qué es realidad y qué es ficción. Una reflexión sobre si lo que percibimos es la realidad o por el contrario un producto elaborado a partir de nuestros prejuicios.

Entrevista con el autor
Madrid recibe a Tom Stoppard por la puerta grande. El dramaturgo británico de origen checo, uno de los pilares del teatro actual, mantuvo en Londres una larga entrevista con El Cultural, la única concedida a un medio español días antes de que comience en Madrid su gran temporada: el estreno de Realidad, el día 28 de enero en el María Guerrero, y de Rocknroll, el 25 de febrero en las Naves del Matadero. Además, él mismo presentará la edición en castellano de su extraordinaria trilogía La costa de la utopía el tres de marzo y habrá lecturas dramatizadas de tres de sus piezas radiofónicas. Como ven, Stoppard en tres dimensiones. Para abrir boca adelantamos algunas de las declaraciones más sugerentes que recoge esta entrevista y que aparecerá en la edición impresa de El Cultural el día 22 de enero.

Eduardo Suárez (Londres):
La noticia es que Tom Stoppard está fascinado con Calderón. Lo descubrió viendo La vida es sueño en el Donmar de Londres y promete seguir indagando sobre él. “¿Ha visto usted alguna de sus obras?”, inquiere del periodista con curiosidad infantil. Así es Tom Stoppard: un tipo que no da la impresión de estar a punto de cumplir 73 años.
[...]

- Hábleme de Realidad
- Es una obra muy personal. Inventé la trama, pero debo confesar que todo en la obra tenía que ver conmigo. Los personajes tienen mucho que ver con mi vida. Después escribí una obra sobre un filósofo moral y en ella también había cosas sobre mí. Pero el protagonista de Realidad es un dramaturgo. Y supongo que eso lo hace estar mucho más cerca de mí. No es que sea exactamente mi vida pero algunos de mis problemas de entonces sí están ahí. 

- Uno de los personajes de la obra dice que «el matrimonio es una cosa del pasado y una forma de colonización». ¿Comparte ese punto de vista?
- Intentaba parodiar lo que algunas personas jóvenes piensan sobre el matrimonio. Por supuesto, hay personas que nunca maduran y siguen teniendo esos puntos de vista. Pero supongo que cuando escribí eso, estaba haciendo una especie de parodia de las feministas. 

- Pero Realidad trata sobre el amor y sobre el matrimonio. 
- Así es. Aunque creo que tengo que volver a pensar sobre la obra porque van a volver a representarla de nuevo en Londres en primavera, en el Old Vic, el teatro de Kevin Spacey. Por lo que recuerdo, es una obra tremendamente romántica.
[...] 
- ¿Es un hombre solitario? 
- Sí, yo valoro la soledad y vivo solo. No he vivido con nadie desde que me divorcié. 

- ¿Y qué le da la soledad? 
- Tiempo para pensar, para escribir, para leer. La soledad es no tener que hablar con nadie, no tener que hacer lo que otros dicen. No hablo solo del amor. Hubo un período durante el cual tuve a mis hijos viviendo conmigo. Y yo les amo. Pero sabían que no tenían que hablar por la mañana, era mejor no hablar durante una hora. Es interesante aunque quizá también triste.

Javier Cámara
Destaca que le fue muy difícil decir que no a este proyecto porque admira mucho a Stoppard y porque nunca había actuado en el María Guerrero. Es la obra adecuada en el momento preciso y lo dice exultante y feliz ante este «regalazo de Navidad» que Natalia Menéndez le ofreció a él y a María Pujalte.

El actor subraya que Stoppard -guionista de Shakespeare in love o Brazil- juega en esta obra, estrenada en 1982, «al teatro dentro del teatro» con un dominio «magistral» de la arquitectura dramática y, a la vez, con una implicación personal que quizá explique por qué está considerada una de las mejores piezas británicas de finales del siglo XX.

jueves, 21 de enero de 2010

Diario. 23 de diciembre de 2009, por Paki Gutiérrez Galisteo



Imagen de Wikimedia.


Ante todo quiero hacer constar que mi capacidad para expresarme es limitada, pues mi educación no fue como a mí me hubiese gustado, pero las necesidades en aquellos tiempos en los que me tocó vivir mi niñez eran las que eran y resultaba prioritario llenar la barriga a asistir a la escuela; así que a los cuatro o cinco años, que yo recuerde, me llevaban a la casa de mis abuelos en el pueblo y allí me tenían largas temporadas pues andaban malos tiempos y había muchas bocas que llenar en casa; además, no daba guerra, así que no tenían ningún problema en tenerme con ellos. Recuerdo siempre a mi abuela con su dulce sonrisa diciéndole a toda persona que se acercara (es un cacho de pan). Así se pasó el tiempo, y lo poquito que pude ir a la escuela fue tres cursos y no completos, ya que no podían matricularme porque cada cierto tiempo estaba en un sitio distinto, hasta que llegó el momento de quedarme con mis padres, y cuando quise darme cuenta estaba trabajando. Con esto no pretendo culpar a nadie de mi ignorancia pues era mucha la necesidad y poco dinero el que entraba en casa, que el único que ingresaba era mi padre; los hijos íbamos creciendo y la barriga también, así que cada uno empezó a dar el callo como podía y como Dios le dio a entender. Resumiendo: os quiero pedir que me disculpéis si meto la pata.

Escribo estas líneas porque Remedios, la profesora de Informática, nos ha pedido que hagamos un relato. Cuando nos lo dijo yo pensé para mí que lo dejaba para el año que viene por estas fechas, que ni sé donde se esconden las letras en el teclado, porque, para vuestra información, yo no sabía cómo se apaga el ordenador y le pegaba el tirón al enchufe: así acababa antes. Quiero que sepáis que salí muchas veces de clase con la sensación de que soy una inútil y hasta me han dado ganas de no volver, pero luego pensé: «¿Tan torpe eres que no vas a aprender a utilizar este trasto?» Gracias a la paciencia que tiene la profesora con nosotros porque, para enseñarnos, hay que echarle migas ya que cuando no falta uno falta el otro y nos lo tiene que repetir cuarenta veces y aun así no nos enteramos. Espero conseguirlo a base de machacar, y amenazo con seguir adelante. Así que, Seño, a aguantar toca.

P.D.: Remedios, espero que me ayudes a poner un poco de orden. Gracias.

miércoles, 20 de enero de 2010

Diario de Mandarina, alias Chicagua, narrado por su abuela; por Fanny Elich de Jesús


Hace ya casi un año que estás aquí y desde entonces no has dejado de romper cosas y mancharme toda la ropa de pelos. 
Día tras día has hecho lo que has querido, no sirve de nada regañarte; al final pones cara de pena y se te perdona todo.
No sé si lo sabes, tienes la cara más bonita que he visto, y a estiloso no te gana ni Rintintín. 
Pero eso no te salva de estar nominado.
No hay en el mundo perro más pesado que Chicagua Rompezapatos.
Ya le he nominado tres veces o más, ya he perdido la cuenta; el día que se vaya cambio la cerradura (encontré cuatro muñecos en la basura y los ha destripado el salvaje). 
Estaría todo el día contando cosas del Chicagua, pero…, su madre no le hace ni caso; así está él de asalvajado. 
(¡Qué bonito es mi niño cuando duerme!)

martes, 19 de enero de 2010

Mojo picón canario, por Yenny Domínguez


Imagen de Wikipedia.

Ingredientes
2 pimientas de cayena.
4 dientes de ajo.
1/4 vaso de aceite de oliva.
1 chorrito de vinagre.
1 vaso de agua.
1 cucharada de pimentón picante.
1 pizca de cominos.
Sal gorda.
Miga de pan.

Elaboración
Ablanda la pimienta de cayena dejándola en agua caliente unos minutos.
Agrega el pimentón, los cominos y la pimienta a los ajos en el almirez. Machaca todo bien.
Añade el vinagre, el aceite y el agua y remueve hasta que todo esté bien ligado.
Puedes añadir un poco de miga de pan, hasta dar a la salsa la consistencia apetecida, ligando todo muy bien.

lunes, 18 de enero de 2010

La piedra mágica que señala el camino a casa, por Francisco Pereira Díaz


Imagen de Wikimedia.

En las noches en que la Luna y las estrellas están ocultas y el cielo y el mar se confunden, resulta imposible orientarse. Pero desde hace siglos los marinos no tenían nada que temer. Con ayuda de un trozo de mineral de hierro imantado naturalmente (o magnetita) podían navegar sin estrellas. Un tratado escrito alrededor de 1190 aconseja a los navegantes llevar una aguja imantada con esta piedra y sumergirla dentro de una paja en un cuenco de agua. La paja señalaba automáticamente el Norte. Sin embargo, para que esta brújula fuese más precisa había que tener en cuenta la deriva; pasaría tiempo hasta que los marinos dispusieran de tablas escritas, y así, la experiencia, la intuición y la observación del cielo para adivinar la latitud fueron la base de la navegación hasta finales del siglo XV.

jueves, 14 de enero de 2010

Las pequeñas cosas, y II, por Ascensión Sanmartín Varea


Imagen de Greenpeace.

Como continuación de mi post de ayer quiero deciros, amables lectores, que es momento de ponernos serios, porque no deseo hablar de publicidad, no; lo de ayer era un preámbulo para hablar del hombre, este animal social que habita la Tierra, porque de lo que realmente quiero hablar es del estado de salud de nuestro planeta, nuestro hogar, y de los últimos datos sobre el calentamiento global del mismo.

Sé que sabemos de qué va el asunto. Cada día hay en la prensa alguna noticia. Datos sobre expediciones al Ártico, datos sobre el cambio climático, sobre el avance de la desertización, pero la tinta negra contagia de su frialdad al tema en cuestión. Y es aquí cuando vendría bien aquello de que una imagen vale más que mil palabras. Os cuento: me tocó trabajar el clima en una de mis clases, y como se debe aterrizar en nuestro ahora salió a relucir lo del cambio climático. Sí, sabemos que se debe al efecto invernadero y éste, a su vez, a las emisiones de dióxido de carbono (CO2), pero, ¿qué está emitiendo esas peligrosas emisiones? No, no me digáis que las ventosidades de las vacas. Les tengo mucho amor, me he criado cerca de ellas, incluso me las he llevado al prado a pastar, pero esa es otra historia.

Las pobres vacas contribuyen, pero, ¿qué me decís de la emisión continua de gases de los medios de transporte, coches, aviones, de nuestras centrales térmicas, de nuestras calefacciones y nuestros aires acondicionados? Todo contribuye a recalentar el planeta. No estamos hablando de una subida de décimas de grado centígrado, hablamos de una subida media de dos grados, lo suficiente para que ocurra lo que ya está sucediendo: la capa del Ártico ha adelgazado unos doce kilómetros en los últimos años, los icebergs se deshacen a trozos delante de nuestros ojos, y de lo que es peor, delante de los osos polares que buscan desesperadamente hielo firme donde poder pescar y hacer los cubiles para sus crías. Ya nada es seguro, deben estar en un eterno caminar para buscar alimento y sus crías están en peligro constante por el deshielo.

¿Cómo nos va a afectar a nosotros?, que es lo que nos importa. Pues ya lo estamos viendo: las lluvias suelen ser torrenciales y arrasan todo lo que se pone a su paso; los ciclones son más continuos, con toda la destrucción y muerte que traen consigo; los períodos de sequía se extienden y las zonas ya tocadas por este mal lo tienen más crudo. Pongamos el ejemplo de la sequía en el llamado cuerno de África, concretamente en Etiopía, el agua a la que se puede acceder ya no tiene esas condiciones de potabilidad necesaria. Las consecuencias, multitud de niños con gastroenteritis, deshidratados, madres que no tienen leche para amamantar a sus hijos... ¡Ah, pero qué lejos nos queda todo! Pues no es así, no toda nuestra agua dulce es potable, eso lo sabemos, los ríos están contaminados en sus cuencas altas, donde suelen ser utilizados para abastecer de agua a las poblaciones próximas, y nuestros acuíferos corren el riesgo de sufrir infiltraciones contaminantes. Para ejemplo, ese pueblo del País Vasco, Carranza, en donde el agua de la traída ha tenido que dejar de tomarse por contener sustancias nocivas para la salud. Los vecinos van a los manantiales y fuentes naturales a buscar el agua para beber y guisar. Pero los análisis de éstos han demostrado también estar contaminadas. Uno de los contaminantes es nada menos que arsénico. Nos quedamos sin palabras.

Me podéis decir que nuestro planeta ha sufrido desastres mayores, como la supuesta lluvia de meteoritos que oscureció la atmósfera y causó la desaparición de vegetales, incapaces de seguir con su función clorofílica. Consecuencia posible, la desaparición de los herbívoros de gran tamaño. Sí, los dinosaurios. Y ahora, ¿no están tomando similitudes las condiciones de nuestra biosfera? Sabemos que los daños del actual efecto invernadero serán irreversibles. Pero, ¿podremos frenar estas emisiones?, ¿seremos capaces de desarrollar a tiempo las nuevas energías renovables y alternativas? Los gobiernos tienen la palabra. Unos se lo toman más en serio que otros. Pero nosotros, ¿seremos capaces de sacrificar nuestro natural egoísmo para contribuir a evitar el desastre? Y nosotros, los maestros, nos implicaremos lo suficiente para dar a conocer lo que está ocurriendo. ¿Seremos capaces de ver la luz con el dolor de nuestros ojos? Yo tengo esperanza en que sí, sólo tenemos que ver esas imágenes, no nos quedaremos indiferentes al dolor de nuestros semejantes, los humanos, ni de los animales, con los que compartimos un mismo destino, el hábitat, en este hogar común que es nuestro planeta.

miércoles, 13 de enero de 2010

Las pequeñas cosas, por Ascensión Sanmartín Varea

Imagen de Wikipedia.

Tengo que reconocer que hay anuncios televisivos que me gustan mucho, como aquél en el que se ve una plataforma petrolífera en donde un grupo de trabajadores habla de lo que hará cuando tenga vacaciones. Cada uno va diciendo sus deseos: ir a ver un partido, estar con su mujer, ir al campo... Comprendemos de inmediato que están hartos de perder el balón en el mar, de no poder ver a la novia, de no oler más que salitre y algas. Le llega el turno al último de ellos, su deseo es simple, sentarse en una terraza al atardecer y saborear una cerveza. Su sueño causa extrañeza. Todos protestan… ¡Pero si están tomando una! La cámara enfoca el suelo donde cada uno ha dejado sus respectivas cervezas. No se puede leer la marca. Solo se ven las tres primeras letras. Van sobre un papel azul. Creemos que es una “sin”. Y entonces nuestro hombre dice lo de: «Señores, seamos serios…, ¡he dicho una cerveza!». Lo que viene a continuación es algo maravilloso. Un primer plano de una copa que van llenando con una cerveza dorada, fresca, que empaña de inmediato el cristal. Realmente crack, como dicen mis alumnos. Tengo que decir que el anuncio me conmovió al ver a aquellos hombres trabajando en condiciones extremas y que expusieran lo que ellos realmente deseaban. Esas cosas pequeñas, esos momentos que hacen que el día haya tenido sentido. ¿Serían estas cosas deseables el equivalente de la felicidad para estos hombres duros, hechos a la dureza de la mar? Estas actividades cotidianas como jugar un partido de fútbol con unos amigos, oler el perfume de la tierra en una tarde de verano, amar y sentirse amado por los seres queridos o incluso la paz de saborear una cervecita en una tranquila terraza.

Estas son las cosas pequeñas o no tan pequeñas que les hacen felices. No voy a analizar cómo se llegó a estas conclusiones, ni si se ha hecho una encuesta previa a la elaboración del anuncio, pero creo que se ha acertado con lo que realmente queremos. Yo hubiera podido ser una de las encuestadas, a las que le toca en el corazón el olor del campo al atardecer, el hacer un deporte compartido, aunque prefiera el senderismo, y el disfrutar de una terraza escondida en el barrio viejo de cualquier ciudad o villa pescadora. Y ustedes, ¿se sienten identificados con estas pequeñas cosas?

martes, 12 de enero de 2010

Trufitas a gusto de todos, por Ángel Ballesteros

Imagen de Wikipedia.

¡Hola! Soy Ángel, vuestro pastelero, y os propongo realizar unas trufitas a gusto de todos.

Necesitamos
1/2 litro de nata líquida.
75 g de azúcar.
2 tabletas de chocolate puro al 75 % de cacao.
1/2 vasito de ron, coñac, chartreuse…
Fideos de chocolate en cantidad suficiente.

Preparación
Pon a cocer la nata y, sin que rompa a hervir, mézclale el chocolate. Deja que el conjunto repose 24 horas.
Bate la mezcla hasta que el todo esté bien montado.
Con un molde para servir helados o con una cuchara ve echando bolas de la mezcla sobre los fideos de chocolate. Rueda las bolas hasta que estén perfectamente cubiertas de fideos y pásalas a la nevera o al congelador.

Es mi deseo que os agraden.