martes, 23 de marzo de 2010

¡Yo estuve aquí!, por Teresa


Faro de cabo Polonio, Uruguay. Imagen de Wikimedia.

Este faro, ubicado en el cabo Polonio, en Uruguay, inspiró al cantante Jorge Drexler. A pesar de la presencia del faro, el litoral es tranquilo y destaca por su vegetación, que convierte la playa en una de las más verdes del país. Y por si todo esto no fuera suficiente, existe cerca un balneario antiestrés.

jueves, 11 de marzo de 2010

El origen de los Corceles Negros, por Diana Fraile Atienza (Nivel II, A)

Imagen de Wikipedia.


En un pintoresco pueblecito habitaba un gigante llamado Antón. A pesar de ser grande, los habitantes le apreciaban mucho. Cada año, en su cumpleaños, los aldeanos le entregaban infinidad de regalos. Pero en un cumpleaños hubo un regalo en especial que le fascinó: un ángel le regalo diez corceles blancos. Eran muy hermosos. Antón los contemplaba a diario. Pasaron muchos días y muchas noches y un día se preguntó por qué no había corceles negros. Hasta que una noche una vocecilla le contestó: El amor hace milagros.

Una mañana soleada notó que uno de sus corceles no estaba. Sus huellas se introducían en el bosque. Su corcel se había perdido. El gigante lo buscó y buscó pero no lo encontró. Pasaron varios días y Antón entristeció mucho; así que los aldeanos se compadecieron de su dolor y le ayudaron a buscarlo, pero no lo hallaron.

Una mañana, un pastor se internó en el bosque en busca de una de sus ovejas. En su búsqueda encontró una bestia extraña en forma de corcel atascada en un pantano. Llevó la noticia a la aldea. El gigante al oír la buena noticia se levantó de su enorme cama y corrió en auxilio de su amado corcel.

Al llegar al lugar, lo sacó con su enorme mano, y al limpiar su hermosa piel cubierta de lodo se llevó una enorme sorpresa, ahora era totalmente negra. Un color negro tan brillante como el ébano. Entonces el gigante lloró de emoción y alegría, y comprendió las palabras de aquella vocecita. ¡¡El amor hace milagros!!
Cuenta la leyenda que el gigante, al pasar los años y las generaciones, se convirtió en montaña, en un bosque encantado alejado de la gente, y cuentan que en su interior alberga una manada de diez corceles blancos, comandado por un enorme y bello corcel negro.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Algo más, por Arturo Mario Fernández Fernández (Nivel II – B)

Imagen de Wikipedia.

Desde que soy capaz de recordar, he considerado que la Tierra es, comparada con nuestro tamaño, un enorme ser vivo. Como cualquier ser, recibe energía del entorno a la vez que la proyecta. ¡Existen tantas similitudes entre ella y cualquier otro tipo de vida…! ¡Es tan evidente que somos iguales y el funcionamiento tan parecido…! Bien podría ser yo para ella como es para mí, por ejemplo, un leucocito. ¡A lo mejor un año mío es su día!… o menos.

Reflexionando, parece ser que cuando era un protoplaneta no tenía núcleo, igual que las células procariotas, que evolucionaron y lo desarrollaron posteriormente. ¡Quién sabe si en el de la Tierra se encontrará también su ADN! Si miras hacia el espacio con un telescopio, ¿qué encuentras? Circulitos, espirales, y ¿qué crees que encuentras si observas a través de un microscopio? Sólo es preciso observar, cómo hacían en la antigüedad, cuando no se disponía de medios. ¡Y después vino la ciencia apoyada por la tecnología y demostraron todo lo predicho y más!

Las agrupaciones de estrellas forman galaxias, las galaxias cúmulos —¡hay muchos en el Universo!—, y también hay ya quien habla de multiversos... ¡Qué pequeño! O digo, ¡qué grande…! ¿Quién sabe si la Tierra es para X como si fuera algo parecido a un leucocito? Para ese X que no somos capaces de detectar, porque sólo tenemos ojos, oídos, olfato, etc ¡Nada más y nada menos!, lo justo para andar por casa o por el mundo o por la vida.

En fin, ¡cada mochuelo a su olivo!

martes, 9 de marzo de 2010

Parafraseando a Confucio, por Ana María Santos da Costa

Imagen de Wikipedia.



El estudio es la base de todas las aspiraciones del hombre. Para ser alguien en la vida debes estudiar porque la falta de estudios limita y condiciona nuestras capacidades.