viernes, 19 de mayo de 2017

CERTAMEN LITERARIO CEPA DAOIZ Y VELARDE 2017

Por fin, el jurado ha encontrado el tiempo, entre tanto trabajo y días festivos, para decidir los ganadores del concurso literario del Daoíz.
Agradecemos a todos los alumnos su participación sin la cual no sería posible la realización del concurso. Y felicitamos a los ganadores de este año que son:

PRIMER PREMIO DE RELATO: SANDRA GARRIDO TORIBIO por “Croatoan”
SEGUNDO PREMIO DE RELATO: LAURA GUILLÉN DEL VALLE por “Luz de mi sendero”
PRIMER PREMIO DE MICRORRELATO: SUSANA DENCHE PESQUERA por “Un sábado cualquiera”
SEGUNDO PREMIO DE MICRORRELATO: ALBERTO JIMÉNEZ JIMÉNEZ por “La búsqueda”
PRIMER PREMIO DE POESÍA: ALBERTO JIMÉNEZ JIMÉNEZ por “Ignominia”

SEGUNDO PREMIO DE POESÍA: DURLEY FRANCO VALENCIA     por “Amado”

A continuación os dejamos los textos premiados para que los disfrutéis.

Croatoan
Desde hacía años había estado recabando información acerca de la leyenda de la Colonia de Roanoke, pero no terminaba de creerme nada. Desde pequeña tenía una frase muy presente: Marca tu propio camino, no te dejes guiar por personas ajenas sino que guíate de tu propia experiencia; y eso era lo que iba a hacer. Por eso después de hablar con un compañero de mi universidad, Matt, decidí ir a comprobar si todo era cierto. Los dos creíamos que se trataban de leyendas, además no me vendría mal contar con él tras todo lo leído la mente podría jugarme malas pasadas y con él podría asegurarme de si lo que veía era real o no. Por cierto mi nombre es Zoe, Zoe Winters y soy estudiante de periodismo en Los Ángeles, desde allí he viajado con Matt hasta Carolina del Norte lugar donde se encontraba la antigua Colonia de Roanoke, “la colonia perdida”. Aún sigo sin creer que haya gente que se crea esas historias, que un centenar de personas desapareciera sin dejar ningún tipo de rastro sólo una palabra escrita en la corteza de un árbol, . Esos colonos seguramente se habrían adentrado en el bosque se habrían asentado en otro lugar, y esta noche le mostraré al mundo que aquí no ocurre nada y para eso (aparte de Matt) llevo conmigo varias cámaras que lo grabarán todo y se emitirán en directo en mi canal de YouTube. Ya estábamos cerca de la casa, antes de bajar del coche alcé mi mirada hacia el cielo observando cómo se podía ver la luna, una luna que era casi por completo roja, era la primera vez que veía la luna de ese color algo que me impactó así que me aseguré de que quedara grabado en mi vídeo. Según la leyenda esa noche los supuestos colonos se presentarían ante mí exigiendo sus tierras "menuda tontería" pensé mientras me dirigía hacia la entrada de la casa. Allí supuestamente habían muerto tantas personas en situaciones extrañas, y sí digo supuestamente porque nunca se llegaron a encontrar sus cuerpos.
En lo que Matt se instalaba yo comencé a grabar toda la planta en la que me encontraba dejando para el final el salón principal. Quería dejarla para la última porque según lo que había leído allí encontraría la palabra escrita con sangre. Fue una completa decepción el llegar allí y no encontrar nada, todo estaba quedando documentado así que esa farsa saldría a la luz cuando volviese. También hice un rápido recorrido en la planta superior antes de ir a mi habitación e instalarme. El resto del día transcurrió con normalidad e incluso habría pasado una buena noche de no haber sido porque a eso de las cuatro me despertó un sonido procedente del exterior de la casa. Estaba confusa, sonaba como... ¿un cerdo? Sí, eso es lo primero que me vino a la mente, en las historias que había leído este animal aparecía con bastante frecuencia pero creía que serían leyendas. Aunque me levanté con gran agilidad de la cama y salí con mi cámara de la casa no vi nada, supuse que me lo habría imaginado todo pero por si acaso  fui en busca de Matt, tenía que contarle lo que había escuchado y ver si él también lo había escuchado, pero cuando estaba a punto de llegar a la habitación vi la figura de una mujer al final del pasillo.. Al instante me detuve, la grabé con mi cámara mientras le exigía que se identificara pero lejos de aquello la mujer soltó una carcajada. Aquello no me gustaba nada así que bajé las escaleras yendo hacia la puerta de la casa.. Iba a salir cuando me quedé helada al ver como en el salón había aparecido la palabra que en un primer momento había ido a buscar,tenía miedo así que grité el nombre de Matt pero no obtuve respuesta. Desesperada salí de la casa con la intención de irme en el coche, pero las sorpresas no habían acabado. Nada más abrir la puerta me encontré con un grupo de personas justo delante de la casa ¿se trataba de la colonia perdida? Debían serlo, di un grito antes de girarme yendo a regresar a la casa cuando sentí como unas manos fuertes y firmes me sujetaban. Mi cámara cayó al suelo mientras unos hombres me arrastraban, intenté soltarme pero no lo conseguí. En ese momento vi como otros dos hombres arrastraban algo, o más bien a alguien ¿ese era Matt? Tenía un aspecto horrible, no sabía qué le había pasado pero desde luego nada bueno. Le llamé pero él no parecía estar consciente. Todo eso parecía formar parte de un ritual, habían prendido una pequeña hoguera y una mujer se acercó a mí. Llevaba un cuchillo y por el modo en el que me sujetaban pude averiguar cómo iba a acabar aquello, intenté suplicarle que no lo hiciera e incluso le pedí que me soltara que jamás contaría aquello pero no sirvió de nada. Fue rápido, la hoja del cuchillo rasgó mi cuello,las manos me soltaron y yo caí de rodillas. Me llevé las manos al cuello, intentando detener el río de sangre que salía de él. Aquello no duró demasiado, en cuestión de segundos perdí toda la fuerza y mi cuerpo cayó sobre la tierra y entonces... nada. Sólo oscuridad.


   
                        LUZ DE MI SENDERO         

Sin apenas darme cuenta, el capitulo de mi vida había comenzado...
Era el momento justo en el que me desperté de aquel sueño, casi submarino, que por momentos,  parecía eterno. En ese instante comencé a estimularme; abriendo, poco a poco los ojos, desadormeciendo mis pupilas; asomando lentamente mi pequeña y frágil cabeza. Pausadamente iba saliendo de aquel oscuro y húmedo lugar que durante unos largos meses había sido mi hogar.
Fueron varias horas de mucha presión, sintiendo a la vez una fuerza innata  que me empujaba hacia un lugar desconocido, conducida por un camino por el que a duras penas cabía, pero que finalmente conseguí salir, siendo guiada por  una  pequeña luminosidad, que percibía en la lejana penumbra.
Me encontraba en un irreconocible lugar, sintiendo mil sensaciones a la vez. Había muchas luces, y miles de sonidos aturdían mis oídos, a la par sentía una fuerte presión atmosférica, un escalofriante frío recorría todo mi pequeñito cuerpo y también tenía la sensación de tener mucha hambre...todo ello a la vez.
 Me sentía abrumada y con mucho miedo, por lo que sólo me limitaba a llorar.
Ese extraño lugar estaba lleno de personas que me miraban con asombro, otras sin embargo simplemente lloraban, pero había algo en sus ojos; que les brotaba...era un brillo especial que me hipnotizaba mirándolas fijamente sin poder  retirar mi corta vista de ellas.
Seguidamente empecé a reconocer algunas voces, eran las voces que sonaban cuando estaba inmersa en aquella oscura piscina; por lo que me hicieron sentirme en calma y protegida; puesto que eran voces que me resultaban de algún modo familiares.
Sin apenas darme cuenta ese primer encuentro con el mundo quedaba más lejano del momento en el que me encontraba actualmente.
Pasaron varias etapas de mi vida y de mi crecimiento, dando zancadas sin freno, sin limitaciones, siguiendo el ritmo de la vida, conformándome con todo aquello que en su paso me encontraba y con esa inocencia nata que nunca se desprendía de mí, para no dejarme pensar en las posibles consecuencias de mis desenfrenados impulsos inmaduros.
Y así, pasé diferentes ciclos en los que no entendía nada de lo que me sucedía, encontrándome sola y perdida por momentos, momentos; en los que todo giraba en torno a un páramo en el que me sentía una guerrera solitaria. Siendo yo, contra el mundo.
Lamentablemente ese capítulo parecía no acabarse si no repetirse una y otra vez, era una continuidad; siendo algo asfixiante para mí.
Caminaba por la vida como camina un leopardo salvaje, creyéndome ser libre ante todo y ante todas las cosas, sin horarios, sin miedo a represalias, sin temor por nada ni por nadie, siempre poseía una mirada fría y firme, con la intención de que nadie descubriese que  detrás de aquellos ojos fríos e inseguros se abarcaba un inmenso miedo.
Pues bien la mayor parte de mi vida la pasé dando pequeños saltos, pero todos ellos sin rumbo fijo, mi actitud ante la vida se representaba con rebeldía, egoísmo, negatividad, y otros cuantos adjetivos cuanto menos positivos...ya que por aquel entonces mi pensamiento era algo así como "soy  intocable ante la vida" y ante todas sus consecuencias.
No obstante no sentía miedo a la muerte, ni tan si quiera le tenía respeto, aquellos paseos nocturnos rutinarios que me marcaba día sí y día también eran clave para dar respuesta de que no tenía de que preocuparme, ni tan siquiera cuando paseaba por sitios oscuros e inseguros, cruzándome con gente desconocida que no daban pie a pensar que sus intenciones eran buenas ante el resto de la gente.
Me pasé la vida y las noches jugando a algo que no sabía ser, hasta que una noche de otoño tuvo un suceso a lo que pudo ser la peor noche de mi vida.
Seguramente es y será la peor, el peor día y el peor momento que yo recuerde hasta hoy, y hasta el fin de mis días, pero todo ello se quedó en un gran susto.
 Pero bien ese suceso quedó atrás, en el pasado. Ese momento marcó un antes y un después ante mi perspectiva y actitud ante la vida. Cada día tenía que luchar para levantarme con fuerza, como aquellas personas que se levantan y luchan cuando son diagnosticadas una enfermedad crónica, y tienen que ser fuertes y no demostrar debilidad ante aquella situación, pues así fue.
Día tras día, noche tras noche, desvelo tras desvelo, fue una lucha constante contra el miedo y la poderosa mente, para luchar por afrontar el presente.
Tras varios años seguía sin entender por qué la vida me quiso dar ese susto, y comprendí que fue una lección de vida más que una represalia, porque en muchas ocasiones lo que nos ocurre tiene un motivo de aprendizaje.
Desde ese momento empezaron a subir mis niveles de conciencia, sanando y despertando de la oscuridad, encontrándole sentido a la vida, e intentando sentirme en armonía, y teniendo un equilibrio emocional.
Mi vida, mi espíritu de guerrera y mis ganas comenzaron a cobrar sentido, empecé a salir de ese agujero negro y me empecé conocerme a mí misma.
Empecé a hacer cosas que no acostumbraba y vi partes de mí que desconocía, comencé a tener una visión diferente, más amplia, evadiendo los ruidos constantes que no me permitían concentrarme.
Comencé  a escuchar sólo el ruido de mi soledad, encontrando el norte, la ilusión, la alegría. Comencé a tomar conciencia; luz y la inspiración me invadieron.
Fue entonces cuando definí un nuevo rumbo y puse toda mi energía en conseguirlo...


UN SÁBADO CUALQUIERA

Amaneció un sábado demasiado lluvioso para ser mayo. En la silla del comedor, la bolsa azul que siempre llevo para mis partidos de fútbol.
Ese día no parecía diferente de otros sábados: mi amigo Luis esperándome en el portal, mi hermana animándome desde su habitación.
Pero yo me sentía distinta desde que amaneció; tenía ese cosquilleo en la boca del estómago, el mismo cosquilleo que el día que mi equipo ganó el campeonato. Entonces lo supe. Hoy iba a ser un sábado especial y ningún diluvio podría detenerme.




LA BÚSQUEDA

En el vientre de mi madre, aún recuerdo la búsqueda constante de su aliento. Después busqué llorando sus caricias y encontré en su pecho mi sustento. Más tarde, buscando a quién imitar, no hice otra cosa que jugar, soñar, cantar; jugando con mis amigos perseguíamos sentimientos que, ahora, distingo como felicidad.
De pronto y sin previo aviso mi mente estalló en mil pedazos y una lluvia seca de asteroides golpeó mi cabeza sumergiéndome en la tristeza.
Con cientos de batallas perdidas y con otras tantas superadas, soy yo mi único enemigo en la constante búsqueda de mí mismo para acabar victorioso esta jornada. Buscan feos adjetivos para etiquetar mi desgracia y así me quedo solo con mi profunda pena.
Buscaba y encontré a un sabio experto en conocer lo que yo siento; este me entregó remedios para tomar mañana, tarde, noche y mediodía. Me dio también un consejo: el de seguir buscando solo alegrías.

Ahora busco otros labios, otra piel, otras caricias, otros ojos, otra luz, otras manos, otros sueños, otra esperanza, otro amor, otro lugar, otro laberinto distinto… que me conduzcan a la salida. Pues como dijo el poeta Luis Eduardo Aute: “La vida es búsqueda y no una guarida”


IGNOMINIA



Quiero besar tu vientre,
y perderme
en el bosque florido
de tu piel.

Recorrer tu cuerpo
con mis labios,
descender barranco abajo,
besar tus pies.

Hacer de tu boca
mi colmena,
y con tu miel en mis labios
alimentarme.
Colmar de caricias
tus almenas,
y en el mar de tus ojos

abandonarme.

Lo sé,
no te merezco,
no soy honesto,
atado estoy.

Mi corazón lastimado,
olvidado, abandonado,
habita cárceles,
desesperado.

Lloraré y, aún así, te deseo.
Sufriré, no me importa, te quiero.

¿Ignominia? Puede ser,
más soy sincero.


Amado

Tierno, amable y cariñoso,
así  eres mi amado esposo.
A veces jocoso, a veces quejumbroso
por el trabajo tormentoso.

Así te quiero mi amado esposo,
con tu genio intempetuoso.
Con tus virtudes y defectos,
para mí eres el más precioso.

Así te quiero mi amado esposo,
Elegante, con pasos firmes,
pasas por las calles sublime,
dejando a tu paso el reflejo grandioso.

Tierno, amable y cariñoso,
así eres mi amado esposo.
A veces belicoso, a veces receloso
por el trabajo tormentoso.

martes, 9 de mayo de 2017

El pasado jueves 27 de abril asistimos al acto de entrega de premios del Certamen Literario Intercepas. La ganadora del Cepa Daóiz y Velarde, Susana Vadillos Pérez, fue acompañada por parte de sus compañeros del grupo de Graduado de la tarde.
El acto se celebró en el Centro Cultural Príncipe de Asturias de Ciudad Lineal y resultó, como corroboraron los alumnos, muy entretenido.
Desde aquí queremos agradecer a todos la participación en el Certamen, felicitar a la ganadora, Susana Vadillos, y dar las gracias a los alumos que la acompañaron para recoger el premio.


Os dejamos también su cuento para que lo disfrutéis.





Con Suerte
Camino, ¿qué significaba esa palabra?, se preguntaba el vagabundo en su caminar. Camino a ninguna parte, este cantaba en voz alta. Tan tenue era su voz como débil su estado que ni siquiera las hormigas oían su delirar, que anunciaba cercana su muerte. La oscura noche buscaba como otras tantas veces un lugar donde dormir, algo que él ya daba por seguro o por lo menos así lo creía.
Se dio cuenta de que aquella noche no era una noche agradable sino una noche fría, helada y lluviosa. Una noche en la que el sueño sería imposible de conciliar, y teniendo esto en cuenta   , y que antes de quedarse muerto de frío preferiría agotar sus fuerzas, continuó su caminar.
Su valentía era tal que apodarle como “héroe” le quedaba corto en tiempos tan difíciles como estos.
Descalzo, sin abrigo y con prendas resquebrajadas que no ayudaban al hombre a mantener su calor corporal y, por si fuera poco, la mochila que llevaba a cuestas molía por momentos su espalda mojada y helada de frío por el peso que infringía. Esta estaba llena de trastos que, aunque no le sirvieran, tenían un gran valor emocional para él. Y fuera lo que fuera los protegería aunque la vida y su espalda le fuesen en ello.
Fue cuestión de tiempo que el vagabundo acabara en la gran ciudad. Esta estaba impregnada de luces de decoración navideña. Además al  ambiente se le añadían cierta alegría y dinamismo con la multitud de gente que allí se congregaba. El vagabundo contemplaba la felicidad que los demás estaban experimentando y manifestando mediante abrazos y paseos (y la de algún que otro borracho que excedió su felicidad mediante copas y demás).
Pasaba ya muy larga la media noche. Más cansado, se sentó sobre los escalones de un banco.
Puso su mochila de almohada y como mantas unos cartones; sacó de entre sus trastos un pedacito de turrón que una buena señora le había dado.
¿Pensaba que allí no se mejoraría? y se durmió. Al día siguiente, antes de que la luz del día diera sus primeros rayos, cogió su mochila, recogió el cartón y empezó a andar sin dirección. Mientras andaba vio un perrito que le seguía. Se quedó con el perrito al que llamó “Suerte”.
Pasaron días y meses, tanto él como su fiel amigo Suerte, ya cansados y frágiles, andaban caminando cerca de la frontera de Francia. Es cuando optaron por descansar durante tres días en el mismo sitio.
Sin embargo esa tercera noche helaba más y no había  nadie en la calle, Suerte le daba algo de calor bajo los cartones.
Al amanecer una señora vestida con abrigo de piel lo encontró con un gesto sonriente, pero ya sin vida aún arropado por su Suerte.
                                                                                                                            
                                                                                                                      Suerte.